viernes, 6 de febrero de 2009

Muestra del libro de diálogos : Horacio Lumbreras


Quinto día:

Cómo pasa el tiempo...

María: ¿Vais a ir al cumple de Marcos?
Antón: Yo sí,
Lara: Yo no puedo porque mi padre me va a llevar a casa de mi abuela.
Óscar: Yo no sé...
Salvatore: Yo sí que iré.
Óscar: Hace poco que fuimos a su cumple.
María: Hace un año.
Óscar: No, hace menos.
Laura: Tiene que hacer un año, por eso es el “cumple” “años”.
Óscar: Pero esta vez pasó menos tiempo.
María: Nooo, pasó un año. Los cumpleaños siempre son cada vez que pasa un año, siempre es el mismo tiempo.
Antón: El tiempo no es siempre igual, unas veces tarda más y otras menos, no se puede medir y decir que pasa siempre igual, no pasa nunca igual.
María: Sí que se puede medir.
Salvatore: El tiempo lo miden los relojes con las agujas de las horas y de los minutos.
Óscar: Y los ordenadores con los números que le salen en la pantalla por abajo.
María: La tierra gira todos los días y tarda 24 horas en dar una vuelta que es un día y una noche.
Lara: Y mientras, va caminando alrededor del sol, girando y caminando, girando y caminado y cuando llega al mismo sitio dio 365 mil vueltas y ya pasó un año, que lo vimos en internet.
María: ¡365 días, Laura! no tantos miles.
Salvatore: ¿Y no se marea?
María: No sé.
Lara: Los planetas no se marean.
Óscar: ¿La tierra tarda un año en dar la vuelta por el camino que le fabricó el sol?
Lara: Sí, un año que son 365 vueltas, que da la tierra mientras va caminando ¿no María?
Antón: Sí, pero eso es el camino de la tierra, lo del día y la noche y los relojes pero el tiempo de los minutos de verdad dura distinto.
María: ¿Cómo distinto?
Lara: ¿Qué minutos de verdad?
Antón: Mira, yo odio los cinco minutos. A veces son largos y tristes y a veces no duran nada y lo pasas muy bien.
Salvatore: Es verdad, cuando me castigan cinco minutos es horrible, son largos y no pasan nunca y quiero salir de mi habitación que se volvió muy grande y llena de aburrimiento.
Óscar: Y cuando vas a la playa nunca pasan si te quieres bañar, tardan por lo menos veinte horas y tú te derrites, te cueces, te mueres de calor y los delfines se van porque no pueden esperar tanto y nunca los ves.
Lara: Y cuando voy a la aldea en verano me dicen cinco minutos de siesta y es horrible. Hace sol y sólo se escucha el aire en las hojas de los árboles y parece que el mundo está quieto y mis abuelos duermen y roncan y yo tengo ganas de llorar.
María: También en invierno, cuando llueve en los cristales de mi ventana y no puedo bajar al parque y quiero que mi madre me cuente un cuento y me dice cinco minutos y nunca, nunca llegan.
Antón: Cuando tengo sed y mi madre no cogió agua, la garganta se me seca y la lengua se me queda pegada y el coche anda como las tortugas y casi me muero. Los cinco minutos que pasan rápido son los de cuando me van a buscar a casa de Óscar. –Venga, te quedan cinco minutos- y cuando acaban de decírtelo ya te tienes que ir.
María: Sí, es verdad, cuando estoy en el ordenador me pasa igual.
Salvatore: Cuando vas a la fiesta y no quieres volver a casa...pasan volando.
Lara: Cuando vas a la playa y no quieres salir del agua pasan como las motos acuáticas.
Óscar: Cuando lo pasas bien los cinco minutos se pasan rápido. Antón, no tienes que odiar los cinco minutos que pasan rápido, sólo odia los que aburren los que tardan en pasar.
María: Los que lo pasas bien son cinco minutos de pocos minutos que pasan como los coches de carreras.
Lara: Los que lo pasas mal son cinco minutos de muchos minutos que andan como las tortugas viejas y averiadas.
Antón: Los cinco minutos que estás muy triste o aburrido se vuelven a cámara lenta y las agujas de los relojes andan despacio como mi abuela.
María. A lo mejor se para la tierra y no gira.
Salvatore: Pero… ¿y si yo lo estoy pasando bien y Antón mal?
Óscar: Tu tierra gira muy rápido y la de Antón y la mía deja de girar o lo hace muy despacito.
Lara: ¡Nooooo!, eso no puede ser, que todos vamos montados en la misma tierra.
María: ¿Quién estirará y encogerá nuestros minutos?
Óscar: La digestión, la prisa, la sed
Salvatore: La tristeza, la alegría.
Lara: El aburrimiento y el pasarlo bien
Antón: El tiempo y lo estira y lo encoge el cerebro y los que mandan en los niños.

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